martes, 10 de enero de 2012

¿Por qué los mercados no responden a los ajustes?

Porque (solo) los ajustes no son la solución.

Ya son muchas las veces que se ha reunido la plana mayor de la UE para tranquilizar a los mercados y reducir los coste de financiación, son muchos los ajustes que han realizado los gobiernos y en el horizonte no se observa la solución al problema, ni siquiera los famosos brotes verdes. ¿Por qué?

La respuesta es fácil y sobre todo lógica. Los inversores exigen intereses demasiado elevados porque dudan de la capacidad de los gobiernos a devolverle su dinero puesto que sus gastos son superiores a los ingresos (en España un 8% más, ahí es nada). ¿Quién le prestaría dinero a alguien que gasta más de lo que ingresa?.

Entonces es cuando los gobiernos preocupados por los costes de financiación, toman medidas. ¿Cuales?. Pues realizar ajustes, pero siempre "en el nombre del mercado", recortan gastos y tratan de incrementar los ingresos subiendo impuestos y tasas, con la intención de equilibrar las cuentas. Objetivo "déficit cero". No es tan mala idea pensarán algunos.

Pero el maligno mercado no piensa igual y no reacciona; celebra la medida ese día pero pasadas unas horas, todo vuelve a estar como antes; o peor. ¿Por qué si ahora las cuentas cuadran, no es lo que querían? Pues no, porque saben que el ajuste no es la solución. El mercado se mueve por expectativas de futuro, busca confianza, y el ajuste es solo un parche a corto plazo. Entiende que recortar, por recortar, no tiene sentido y solo supone un paso atrás en el estado de bienestar y confianza de la población. Cree que recortando en sanidad, educación, ayudas a emprendedores, prestaciones por desempleo, etc. genera miedo. Y cuando el miedo aumenta, el consumo se contrae y por ingresar menos de lo esperadon a través de impuestos, las cuentas se vuelven a desequilibrar. Siendo necesario otro ajuste que derivará en más desconfianza de la población.... y del inversor.

Por esto creo que el mercado no valora tanto los ajustes como las reformas. No quiere un remiendo, quiere un cambio. Quiere expectativas de futuro, a largo plazo. El ajuste es fácil, la reforma no. Una reforma implica un análisis, de lo que fue y de lo que es. Exige comprender la situación y las causas, exige planificar y ello implica un mayor conocimiento de la situación. Implica un soplo de aire de fresco y una bocanada de esperanza.

Los inversores no piden que se gaste menos (algo contrario al sistema capitalista) piden que se gane más. El matiz es muy importante. La empresa que se dedique a tener las menores pérdidas posibles... mal va. El objetivo es conseguir los máximos beneficios. La solución para un parado con problemas económicos no es gastar menos, esa es una solución para salir del paso, que le servirá un mes o dos, la solución es que sea capaz de generar dinero, la solución es trabajar. Los estados, están en recesión, el crecimiento es negativo, no producen, no ingresan, están parados. La solución a su problema pasa por crecimiento, por el gasto, por la demanda agregada, por el consumo más la inversión.

Muchos paralelismos se han hecho entre la situación actual y la Gran Depresión de los años 30. Fue una década de crisis económica mundial, agravada por el sistema banario, que llevó a nivales de paro del 25% en EE.UU (en España según Bruselas, el paro es del 22,6%). La crisis actual surgió en el 2007, pronto hará 5 años de su inicio y las previsiones de mejora se aplazan sistemáticamente. Existen muchas otras similitudes que obviaremos para no extendernos (más) pero en la Gran Depresión la solución estuvo en hacer algo distinto. Como ahora, la mano invisible de Adam Smith no se veía por ninguna parte, así que fue necesario coger el toro por los cuernos y que el estado asuma un rol que no estaba desempeñando. Llegó a donde no llega la iniciativa privada e hizo una cosa de locos... para recuperar la demanda agregada, aumentó la inversión pública (porque fue inversión, no gasto), de forma que así se crearon puestos de trabajo, la gente tenía dinero para comprar, aumentó el consumo, se generaron nuevos puestos de trabajo, aumentó la confianza en la población, gastaban todavía más, el gobierno fue desapareciendo poco a poco a la vez que se volvía a ver, ahora sí, la mano invisible de Adam Smith.

A todos estos ajustes actuales les falta algo, les falta la inversión u otras medias que fomenten la iniciativa privada. 

Segundas partes nunca fueron buenas, pero.... ¿y si lo volvemos a intentar?

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